Alejandro Segovia cuenta en primera persona las historias que han marcado su vida y su carrera.

Alejandro Segovia Alejandro Segovia

¿Es verdad que echando a perder se aprende?.

Aún no cumplía los 20 años, llevaba poco menos de tres años en mi primer trabajo en un estudio de grabación haciendo pistas musicales y ya empezaba a hacer comerciales para radio y televisión, cuando después de iniciar mis pininos acompañando artistas de la trova, invitado por Raúl Rodríguez quien cantaba en la Peña Cuicacalli de Guadalajara, fuí convocado por el artista argentino Carlos Díaz “Caíto”, para hacer los arreglos de su entonces nueva producción que sería titulada “Personal".

Un escalofrío recorrió todo mi cuerpo pues había que el álbum anterior había sido una muy linda producción que Caíto había grabado con Guadalupe Pineda cosa que me puso a temblar.

Lo primero que pasó por mi mente luego de la sorpresa, fue preguntarme: ¿sabrá este señor en la que se está metiendo?… ¿por qué me ha elegido a mí teniendo tanto talento a su alrededor?.

Yo creo que en ese momento Caíto vio mi expresión y me dijo sin pensarlo:

“Confío plenamente en ti y sé que harás un excelente trabajo, además nos van a apoyar muy buenos músicos que son amigos y tú conoces muy bien, trabajaremos en un estudio de grabación en el que me siento tranquilo, no tengo ninguna duda que el trabajo quedará muy bien”.

Hasta entonces, todo lo que sabía sobre producción musical era una mezcla extraña entre un Marco teórico y la poca experiencia que ya había acumulado trabajando en el estudio de grabación que tenían en sociedad Sergio Naranjo y Paul Silveira, un estudio pequeño pero muy funcional con 8 canales analógicos y mucho amor por la música.

Todo mi equipo y arsenal se limitaban a un pequeño sintetizador de 5 octavas de la marca Yamaha modelo de X 21 que le compré en cómodas mensualidades a mi amigo Guillermo Velasco, con quien coincidía en algunas presentaciones en la Peña y que para ese entonces me representaba la fortuna de $700.dólares.

Comenzó entonces una interesante etapa de experimentación, descubrimiento e intercambio de opiniones tanto con Carlos Díaz, así como con Pepe Quesada quién sería el bajista de la producción y poco a poco le fui dando forma a los arreglos de lo que sería mi primera producción profesional, todo un logro que me llenaba de temor pero al mismo tiempo me daba una gran alegría.

Durante los días de producción en el estudio que por cierto estaba en la ciudad de México, frente al parque México y que en su momento se conocía como "Publiservicios”, fue la parte más divertida y más hermosa de todo el proceso pues conocí personajes increíbles, para empezar la Ingeniero de grabación Barbara Burton de quien recuerdo gratamente su forma tan impresionante de producir y de pronto tan violenta con el equipo de mezcladoras y grabadoras pero que ciertamente le imprimieron un estilo genial al sonido de la producción.

Una muy jovencita Alejandra Tafish, quien grabó la canción del querido Alberto Escobar “Coincidir” y quien al día de hoy es una de mis mejores amigas.

Me impresionó también conocer a Musicos que yo admiraba cómo era el caso del Pianista Guillermo Briseño quien tuvo a su cargo el arreglo y la producción de una de las canciones más emblemáticas del álbum, una composición de Alejandro Lerner "todo a pulmón".

Cuando se terminó la producción y escuché las mezclas me vino una sensación de terror, sentimiento de culpa y reproche pues estaba convencido de que había echado a perder la producción y no entendía por qué Caíto estaba tan contento con ella.

Según yo, encontré muchos errores, sentí que pude haber hecho más por algunos arreglos, me reprochaba el no haber experimentado más y sentía que no había hecho lo suficiente por cada una de las canciones que me fueron encomendadas.

Hice oídos sordos a comentarios de familiares, amigos y otros colegas que decían que el álbum era bueno y les gustaba mi trabajo, preferí no subirme al ladrillo y mantener una actitud más bien crítica y probablemente fue demoledora pero sabía que tenía que exigirme más.

No obstante, mi sensación de alivio fue ver una entrevista que en televisión nacional le hizo el periodista Guillermo Ochoa a Caíto en donde le confesó que el álbum “Personal" era uno de sus discos favoritos y que lo escuchaba todo el día.

Luego vinieron otras entrevistas que confirmaba en lo dicho por el periodista, a lo que se sumó una gira que hicimos por gran parte del país y por último un concierto en la sala  Ollin Yoliztli de la ciudad de México donde también estuvo invitado Guillermo Briseño.

A la vuelta del tiempo, le tengo mucho cariño esa producción que finalmente y pensando que la hizo un mozalbete de apenas 18 años, la verdad es que no suena nada mal, sin embargo sí sometemos el álbum al juicio implacable del tiempo, por supuesto que hay muchas cosas que pudieron haberse mejorado incluso me hubiera encantado regrabar temas completos; en ocasiones me pasa por la mente recuperar el audio de las voces y hacer nuevamente todos mis arreglos.

Si como dice el refrán "echando a perder se aprende" creo que este álbum me enseñó algo más que sólo producción y Música, me enseñó el valor de la humildad, el valor de la amistad y que todo lo que uno haga en la vida se escribe con tinta indeleble para bien o para mal.

Gracias Caíto.

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